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#Unidosporel0a3
Este domingo 6 de marzo las escuelas infantiles viajaremos a Madrid para participar en la manifestación, con la intención de defender nuestro sector educativo de 0 a 3 años, una rama formada por autónomos y pequeñas empresas y cuyo colectivo laboral es principalmente femenino.
Somos un sector al que en estos últimos años nos han colocado en el punto de mira los políticos que nos gobiernan, con la clara intención de instaurarlo en los centros de primaria, para poder “colgarse una envenenada medalla” al incluirlo en el sistema educativo público, sin tener en cuenta las necesidades reales de los niños. Esta medida se quiere llevar a cabo con fondos europeos, destinados a las Pymes y a la promoción de empleo del sector femenino e incluso utilizando partidas presupuestarias de muchas comunidades autónomas destinadas a otras mejoras de centros educativos.
Esto demuestra una vez más, que la educación y en esta ocasión la de los más pequeños, se convierte en moneda de cambio para la obtención de un beneficio político.
Primarán los intereses de los adultos ante las necesidades de los niños. Recordemos que en un tiempo no tan lejano nos parecía una aberración que con 12 años nuestros hijos fueran al instituto, pero eso ya lo hemos normalizado. Afirmamos que la pubertad llega antes, pero nadie se para a pensar en que puede ser una consecuencia de este tipo de decisiones, quizás es mejor mirar a otro lado. Nosotros no queremos permitir que ocurra algo parecido con este cambio y quedarnos quietos, siendo conscientes de las graves consecuencias que tendrá en el futuro de los niños, pudiendo crear trastornos en el desarrollo e inevitablemente consecuencias irreparables en nuestra sociedad.
Nuestra mayor preocupación son ellos, los principales protagonistas de esta historia, nuestro alumnado, niños de dos años que se van a “un mundo de mayores”, que saldrán de centros educativos infantiles donde cuentan con unas instalaciones cuidadas al mínimo detalle para optimizar su desarrollo y autonomía, centros en los que se trata a las familias con atención personalizada, incluso fuera del horario laboral, donde se recibe a los niños literalmente con los brazos abiertos todos los días, con las necesidades afectivas que reclaman, ya que nos convertimos en prolongación de su hogar, con absoluta flexibilidad horaria, total disposición e innumerables opciones para favorecer la conciliación familiar y laboral.
La conciliación resulta una tarea complicada y por parte de los padres probablemente aparezca cierto «egoísmo» a la hora de gestionar las mañanas, corriendo el riesgo de priorizar la comodidad, con la única razón de llevarlos a la vez al mismo centro, sin reflexionar fríamente en que las necesidades del niño más pequeño no son las mismas que las del mayor y restándole importancia a que en la primera infancia es donde se forma la personalidad de los pequeños. Desgraciadamente el sentir general de estas familias será el de restarle importancia a lo pedagógico y ver ese curso tan relevante, como simplemente un año que estarían dispuestos a pasarlo de cualquier manera.
El hecho de imaginar por ejemplo, sus primeros meses en el patio, de pensar si estarán llorando por la sensación de desprotección, nos lleva a plantearnos la pregunta de por qué tienen que estar allí. A pesar de que tengan un espacio exclusivo, este estará dentro de un gran recinto que para ellos será un universo de desprotección. Universo en el que ellos serán una estrella muy pequeñita que apenas podrá brillar abrumada por esas múltiples filas de niños, cargados de mochilas gigantescas, donde los balones de fútbol les sobrepasarán como temibles meteoritos.
Y por si esta metáfora puede parecer una exageración, os invitamos a recordar una visita hecha como adulto a algún lugar mítico de vuestra infancia. Es curioso que la frase que repetimos todos es que lo recordábamos más grande. Pues no es que lo fuese, sino que nuestra percepción era distinta, era la de un niño.
Nos planteamos por qué estos políticos que buscan conseguir su objetivo a cualquier precio, prefieren modificar lo que funciona y no valoran la posibilidad de ahorrar en esas inversiones y tener en cuenta, entre otras necesidades, a las familias con niños con diversidad funcional, para dotarlos de recursos, ya que desgraciadamente la gran mayoría de éstas familias se ven obligadas a costearlos con sus propios medios económicos. Quizás estos alumnos, que son los grandes olvidados puesto que se tratan de una minoría, son los que deberían ser prioridad, pero desafortunadamente para los diferentes gobiernos no constituyen un volumen de votos tan importante.
En conclusión, mientras se permita que la política gestione la educación por su propio interés y no por el de los alumnos, nos haremos egoístas y miraremos por lo que más nos conviene a nivel personal dejando a un lado lo mejor para los niños. Además de recordar que la un país crece y sobrevive gracias a todos, a los funcionarios, a los asalariados, pero también a aquellos que decidimos emprender, como es el caso de los centros de educación infantil, para trabajar en nuestra vocación y en el lugar que queremos, hipotecando nuestras vidas, para dar el mejor servicio a las familias con toda la ilusión puesta exclusivamente en ayudar y compartir con sus pequeños seres más queridos, que a partir de ese momento también son nuestros.
Así que por todo ello, el domingo lucharemos porque no se rompa el ciclo de 0-3, porque exista la libertad de elección de centros, pero sin duda, porque queremos que los niños sigan teniendo un espacio específico según su edad, y que si juegan a ser mayores, lo hagan en nuestros rincones de juego simbólico que con tanto mimo preparamos para ellos.
Úrsula Murciano Belenguer
C.E.I. Pequeñekos